jueves, 18 de octubre de 2012

Las paredes oyen

Durante la segunda mitad del siglo XVI, Juan Calvino revolucionó todas las teorias católicas imponiendo el nombre de Dios por encima de la condición humana. Los católicos, que defendían el pecado como condición humana, no aceptaron las propuestas reformistas de quien generó tantos seguidores que llegaron a convertirse en una plaga molesta en los países del sur de Europa. En Francia, a los calvinistas se les conocía como hugonotes. Y en Francia reinaba Enrique II cuya, esposa, Catalina de Médici era una ferviente seguidora de la religión católica. A Catalina de Médici le molestaban los hugonotes y sus teorías y fue por ello que organizó una persecución contra ellos que culminó en la sangrienta madrugada del veinticuatro de agosto de 1572 en el que cientos de seguidores calvinistas fueron pasados por el filo de la hoja en la que pasó a la historia como "La noche de los cuchillos largos".

Se cuenta que después de aquello Catalina de Médici temía más la represalia que la regeneración de los hugonotes. Tal fue su obsesión, que ordenó derribar todos los muros de palacio para volver a construir paredes con conductos acústicos. De esta manera, de una habitación a otra podía escuchar todo lo que hablasen sus visitantes sin necesidad de estar junto a ellos. Desde entonces, cada vez que alguien debe contar algo secreto o comprometido en algún lugar inseguro, se le suele decir "ten cuidado con lo que cuentas y como lo cuentas, que las paredes oyen". Es una manera de citar a Catalina de Médici y de advertir a tu interlocutor que, aunque él no lo crea, alguien puede escuchar lo que está diciendo y ponerle en un serio compromiso.

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