jueves, 3 de noviembre de 2016

Chivo expiatorio

Durante la antiguedad, existía un ritual entre el pueblo judío, a través del cual intentaban expiar los pecados de la comunidad. Se trataba de sacrificar dos chivos de manera diferente, con el tal de dar representación del bien y del mal y conseguir, así, que su Dios se sintiese congratulado por el sacrificio.

Al primer chivo, bautizado como Yahvé, se le sacrificaba en forma de ofrenda al creador. Aquel era el "afortunado" puesto que moría en nombre de Dios. Al segundo, bautizado como Azazel, se le abandonaba en el desierto para que pereciese tras la agonía del abandono. Este era el desafortunado puesto que moría en nombre de los hombres.

A este último, Azazel, se le terminó conociendo como el chivo expiatorio, puesto que era él que pagaba por los pecados de la comunidad. De esta forma ha llegado así el término hasta nuestros días. Cada vez que se busca un culpable, se suele señalar a alguien que, generalmente, no tiene ninguna culpa, para que cargue con toda la responsabilidad. A esta persona inculpada injustamente se la conoce como "chivo expiatorio".


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